DE AMORES TÓXICOS.Por Katrina Sanguinetti Tachibana.

DE AMORES TÓXICOS. El Chicho proclamó la revolución con empanadas y vino , fue una linda invitación .¿recuerdan nuestros campeonatos del metro cuadrado? (cervezas pilsener agrupadas en una mesa que medía un metro cuadrado destinadas a ser bebidas por amigos y amigas) contaré en nuestra plaza 2 remembranzas etílicas de liceanas enamoradas. Con Erika Jara fuimos compañeras desde cuarto básico y compartimos vivencias bellas hoy somos comadres. Teníamos 13 y 14 años respectivamente y pinchábamos con unos chicos vecinos de Susana, René y Lalo. Un buen día creo que era sábado salimos a pasearnos a la población Zenteno donde vivían sin embargo no fue posible verlos. De vuelta en casa de Erika pusimos un Long Play de boleros y cantábamos: "Que me has dado vida mía, que ando triste noche y día, rondando siempre tu esquina, mirando siempre tu casa…………." De pronto Erika me ofreció un combinado, sacó de un mueble café una botella plástica de agua ardiente y preparamos el elixir con coca cola. Cantábamos, tomábamos, seguíamos cantando y seguíamos tomando, hasta que nos dolió la guata .Al día siguiente, mientras almorzábamos en casa de mi comadre su papá nos pregunta ¿han visto el alcohol del botiquín club que dejé en el mueble café?

• Si bien no curamos las heridas de amor, al menos las desinfectamos.

Ya más creciditas con mi otra amiga de cogote Ana Lepe participábamos en una fiesta organizada por Pilar Sánchez y su pololo Germán en Pedro Montt. Ana pinchó en esa fiesta con Fito. Corrían las copas de champán, eso fue muy chic, lo que no estaba presupuestado fue el ataque al hígado de mi amiga . Hasta allí nos duró la fiesta bajamos raudas la escala , Fito atrás de nosotras ,salimos a la calle Ana pálida sentada en un banco de granito da inicio a los vómitos compulsivos ,yo le sujetaba el pelo y Fito la consolaba mientras mi amiga visiblemente molesta me susurraba ¡sácame a este huevón¡ Fito hacía caso omiso de la ira de Ana repitiendo sin cesar ,Anita mi amor, tranquilita, acariciándole la espalda una y otra vez mientras mi amiga me insistía ¡sácame a este huevón¡ Por fin abordamos un taxi perdiendo a Fito de vista . Mi amiga Ana siempre se comportó con una exquisita elegancia no permitiría que la vieran con un ataque poco decoroso.